martes, 17 de julio de 2012

EL AMOR EN LA ANTIGÜEDAD

El amor en la sociedad primitiva fue objeto de desprecio, miedo  y rechazo.  En las  antiguas culturas griegas y romanas  el amor era una amenaza que ponía en peligro los deberes de sus guerreros. El que se atrevía  a sentirlo era considerado débil  y  por lo tanto indigno. La pasión era inaceptable por la creencia de que era un  acto de locura y de fracaso de la razón.
El sexo en todas sus manifestaciones era permitido siempre y cuando no involucrara al amor.
Sólo en las relaciones extramatrimoniales se podía dar rienda al  amor por cuanto se tenían como superficiales y no tomadas en serio.
El matrimonio se efectuaba  por razones políticas o económicas, para tener hijos y una mujer que se ocupara de la casa que fungía como hogar.
En la Edad Media  aparece el amor pecaminoso, representado por Eva, que significó la perdición del hombre y el amor sublime, personificado por la Virgen María que  lo redimía.
Estas dos mujeres simbolizan las dos caras del amor. La mujer  con la que se da rienda al amor apasionado y que satisface los deseos sexuales del hombre  y la otra la madre de los hijos y la esposa devota.
En la actualidad el amor  sigue teniendo estas facetas, pero el amor romántico es el    que persigue la nueva generación.
Es ese sentimiento que hace que la  música  sea oída por  nuestro corazón ,  que deja una  huella enriquecedora  en el que ama y en el que es amado, un placentero recuerdo y una permanente necesidad de permanecer uno al lado del otro, es el que vale todo lo que poseemos por sentirlo y recibirlo.
Esa es la clase de amor que trae alegría y  nos hace felices.
Es el amor que  sobrevive después de consumado el acto sexual, el que  conlleva a superar las dificultades y coexiste por haber afinidades que  hacen que un hombre y una mujer se mantengan unidos a través del tiempo.
Esta clase de amor tiene un enemigo mortal: el abandono. Si quien amamos, nos abandona, nos deja de querer o muere,  puede significar  un gran tormento .(Pag.7)