SEGUNDAS NUPCIAS
Suenan
de nuevo las campanas. Se hace presente la ilusión, la esperanza, los sueños,
pero también los temores . Comienza
una nueva etapa y con ella el pasado, presente y futuro.
El pasado
Las
familias provenientes de un divorcio tienen que enfrentar muchos contratiempos.
Es frecuente que el excónyuge o los hijos se sientan heridos, enojados
e incómodos por el nuevo personaje que ha entrado en sus
vidas.
Los
hijos dependiendo de la edad y el carácter,
pueden ser agentes de perturbación para la nueva pareja, quienes
consciente o inconcientemente
pretenderán producir su ruptura como respuesta a que su familia original
ya no existe.
Hace
algunos años eran mal vistas las familias nuevas formadas con los hijos de un
matrimonio anterior. La familia biparental,
compuesta por el padre y la madre que conviven bajo el mismo techo, era
el ejemplo a seguir.
Pero
muchas de esas familias eran disfuncionales, vivían de las apariencias
sociales, carentes de respeto y amor.
El presente.
Hay
que adoptar a los miembros de una familia que eran hasta ese momento eran
extraños. No hay una historia, antecedentes conocidos, sino por conocer.
Se tiene que convivir con unos desconocidos. Qué derechos tiene la nueva pareja sobre los
hijos de su nuevo esposo o esposa? ¿Puede involucrarse en su educación?
A
esto se une el hecho de que si la pareja de su excónyuge no se ha vuelto a
casar o esta casada infelizmente; es seguro que se dedicará a hacerle la vida
imposible.
Muchos
nuevos matrimonios fracasan porque la
nueva pareja no se coloca en primer lugar y uno y otro no se unen
para enfrentar los ataques de los hijos y parejas anteriores, dejan que el sentimiento de culpa los
avasalle y terminan por sucumbir.
Los
hijos son los que llevan la peor parte, es duro para ellos ver que alguien
“usurpa” el lugar de su padre o madre, el convivir con otros niños,
habidos en una relación precedente, les causa desarraigo. La mayoría piensan
que ellos son los culpables de la ruptura de sus padres. No saben si al aceptar
o ser amables con la nueva pareja están traicionando a su madre o padre
biológicos y esto les produce gran confusión y una lucha interna que
generalmente no saben como manejar. Muchos ex
utilizan como portavoces a los hijos para causar malestar en la nueva
relación. Si yo no soy feliz, tampoco ellos.
Hay ex
que son inconscientes; no saben el daño
que están causando, no a la nueva pareja, sino a sus propios hijos. Están
haciendo de ellos unos manipuladores,
portadores de toda su amargura e inestabilidad, que les dejará toda clase de sinsabores y malos recuerdos, además de un desequilibrio
emocional.
Es
muy importante que la nueva pareja entienda que los hijos de una ex-esposa o ex
-esposo son parte de su pasado, presente y futuro.
Muchos
hombres o mujeres pretenden que se aísle
a los hijos de uniones anteriores y tener toda la atención de la pareja para sí
¿Es que no sabía la nueva pareja, que su marido o esposa venía con maleta?
¿Entonces por qué los berrinches, los reclamos y la actitud insoportable?
¿Por
qué le gustaba el perro, el gato y los hijos cuando eran novios y ahora que
están casados, no los soporta?
Cuando
se tienen hijos, se tiene que ser muy cuidadoso a la hora de contraer nuevas
nupcias. Elija una pareja en la que encuentre tolerancia, amor , aceptación y
respeto por su pasado.
Los hijos pueden tender a creer que ya no los
quieren, que ya no podrá compartir con su padre o madre como lo venían haciendo
antes de la ruptura.
La
mejor manera de borrar esa idea de la cabeza es integrándolos lo más pronto
posible a la nueva familia, tratándolos con justicia, con el mismo amor,
dedicación y entusiasmo de siempre.
Por otra parte, el temor a descuidar a los hijos no puede
convertirse en una causa para no darle
la importancia que se merece su pareja. Recuerde que todo es frágil al inicio, que no hay una identidad definida,
que las piezas se están ajustando. Si la nueva pareja nunca ha tenido hijos, la
situación es más delicada aún porque no tiene experiencia ni vivencias como madre o padre; así que debe
ser
más cauteloso la pareja con hijos en hacerle saber a su nueva esposa o esposo
que ella o él es lo primero para darle
seguridad y luego continuar con su rol de padre o madre. Porque para eso se
casó, para tener pareja.
Es
vital no dejar de un lado a la pareja,
hay que demarcar los límites y nada debe ser más importante que consolidar la
nueva unión. Todo ello hay que hacerlo al mismo tiempo para no descuidar ambos
frentes, de lo contrario pueden derrumbarse.
El futuro.
La
nueva pareja debe tomar en cuenta:
Un
padre o una madre son irremplazables. Los hijos tienen un sentimiento de
lealtad hacia su padre o madre biológicos por lo tanto no permitirán que se les
induzca a aceptar a la nueva pareja como un sustituto.
Partiendo
de esta premisa a los hijos hay que
darles tiempo para que se adapten. Ellos están asustados, piensan que serán desplazados, no sabrán al
comienzo qué les espera, ni qué rol tendrán.
Hay
que crear una nueva familia, alejada de los patrones de la familia original,
sin comparaciones, ni recriminaciones. Es como formar un equipo nuevo con jugadores de otros equipos.
Se trata de una unidad distinta con otros integrantes.
Es
sano hacerle entender a los hijos que aunque hay cambios, estos sólo se
produjeron para rehacer vidas que estaban deshechas y que es una oportunidad
para encontrar la felicidad perdida de
sus padres.