domingo, 30 de septiembre de 2012


¡PELIGRO!

Cuando vamos envejeciendo, es frecuente que se debiliten algunas de lo que fueron nuestras fortalezas: el sexo, la comprensión, la seguridad, la pasión. Nos volvemos impacientes, exigentes, inseguros, insatisfechos;  demandamos más atención, pero nos negamos a ofrecerla a nuestra pareja. Es una paradoja que nos desestabiliza. 

Cuando las luces de peligro se encienden hay que retroceder y buscar el punto en que sentimos que nos perdimos. Todo es posible si queremos conservar nuestra pareja de baile. Recordemos lo que nos unió, lo que nos continuó uniendo para encontrar lo que nos seguirá uniendo.

No se trata de aguantar, de callar, de tolerar  para mantenerse juntos. Cuando son muchos los años, se tiende a resignarse,  total ya están viejos y para donde van a agarrar y quien los va a querer. Siempre hay un lugar donde ir y alguien dispuesto a amar y recibir amor.

El punto es no irse a la cama en la noche sin resolver lo que nos perturbó en el día, en forma respetuosa, afectuosa y sincera.

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