¡PELIGRO!
Cuando vamos envejeciendo, es frecuente que se
debiliten algunas de lo que fueron nuestras fortalezas: el sexo, la
comprensión, la seguridad, la pasión. Nos volvemos impacientes, exigentes,
inseguros, insatisfechos; demandamos más
atención, pero nos negamos a ofrecerla a nuestra pareja. Es una paradoja que
nos desestabiliza.
Cuando las luces de peligro se encienden hay
que retroceder y buscar el punto en que sentimos que nos perdimos. Todo es
posible si queremos conservar nuestra pareja de baile. Recordemos lo que nos
unió, lo que nos continuó uniendo para encontrar lo que nos seguirá uniendo.
No se trata de aguantar, de callar, de tolerar para mantenerse juntos. Cuando son muchos los
años, se tiende a resignarse, total ya
están viejos y para donde van a agarrar y quien los va a querer. Siempre hay un
lugar donde ir y alguien dispuesto a amar y recibir amor.
El punto es no irse a la cama en la noche sin resolver lo que nos perturbó en el día, en forma respetuosa, afectuosa y sincera.
El punto es no irse a la cama en la noche sin resolver lo que nos perturbó en el día, en forma respetuosa, afectuosa y sincera.
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