jueves, 8 de noviembre de 2012


EL MATRIMONIO Y EL DIVORCIO EN EL JUDAISMO

Cuando la mujer y el hombre judío deciden casarse por el rito de su religión adquieren el compromiso  mediante un acto legal público  en presencia de dos testigos con capacidad jurídica y religiosa;  estos son los que le dan el carácter de validez al matrimonio.

El rabino no tiene la misma autoridad  ni el carácter de imprescindible,  que el sacerdote en la celebración de ceremonia religiosa. El rabino solo funge como guía o coordinador, que en hebreo se le llama mesader kidushin. Este papel puede ser representado por un hombre o una mujer.

El judaísmo basa la institución familiar en el matrimonio, así El Torá (2) dispone como primer mandamiento lo establecido en Génesis 1:28 “Sean fructíferos y multiplíquense.
Las normas halájicas (legales) en el judaísmo establecen cómo el contrato matrimonial debe cumplirse   los compromisos de cada uno incluyendo la sexualidad. 

En la actualidad estas dos etapas se realizan una tras otra en el mismo acto, separados generalmente por la lectura de la Ketuvá – el contrato matrimonial. La ketuvá fue establecida como un recurso para defender a la mujer legalmente. Dicen los sabios "para que no le sea fácil sacarla" o sea, para que no le sea fácil divorciarla. En el momento del divorcio el hombre debía y debe pagar una suma importante de dinero establecida en la ketuvá..
La disposición legal , en el judaísmo , contiene dos cláusulas fundamentales que rigen aún en nuestros días.
  1. La prohibición de tomar más de una mujer, o sea, la anulación de la poligamia.
  2. La prohibición de divorciar a una mujer contra su voluntad.
Algunos, malinterpretando la norma y la Halajá, aceptan que  en nuestros días  el hombre puede repudiar o divorciar a la mujer aún cuando ésta no quiera.

Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que  descubre en ella algo que le desagrada, le redactará un sefer kritut, una carta de partición    y la despedirá de su casa. Deuteronomio 24 1-4. Esta carta es considerada como un repudio , aunque la traducción refleja que es una separación o ruptura Ievamot 112b:"No es lo mismo el hombre que se divorcia, que la mujer de quien el marido se divorcia. Un marido despide a la esposa tanto si ella quiere como si no quiere, el hombre se separa sólo si él quiere".

  En el judaísmo es posible el divorcio y la disolución del matrimonio. No obstante cuando el divorcio no se realiza de común acuerdo sino a través  de un proceso legal, se pueden alegar diferentes causales de divorcio los cuales están directamente relacionados a la vida de la pareja judía. La mujer conforme a la Mishná, puede pedir  el divorcio y en base a esto  el Bet Din obligará al hombre a otorgarle el divorcio a su mujer, como en el caso de ciertas enfermedades, o el incumplimiento de sus obligaciones maritales, tanto económicas como sexuales.

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