jueves, 1 de noviembre de 2012


CÓMO ENFRENTAN LOS CAMBIOS LA MAYORÍA DE LAS PAREJAS

Cuando una pareja decide casarse, se supone que se une para ser felices, tener hijos y compartir los años venideros. Y esto podría ser cierto, siempre y cuando cada miembro de la pareja llegara a la relación equipado con todas las herramientas necesarias para hacer esto posible.  Desafortunadamente en la mayoría de los casos no es así. 

Al empezar la convivencia se van a producir cambios en la relación, bien porque se vienen arrastrando conductas inapropiadas, que afloran con mayor intensidad con el pasar de el tiempo,  o porque uno o ambos ante la llegada de un hijo no establecen prioridades y se entregan al papel de padre o madre  y van descuidando la relación de pareja. Ya no hay sortilegio, ni miradas furtivas, ni sexo intempestivo, ni noches románticas ¡Hay que cuidar a tiempo completo al hijo!

Los que no comprenden que hay variaciones a medida que se avanza en edad, se desquitan  intentando   ejercer dominio sobre el otro para anularlo o descalificarlo.

Los seres que maltratan y critican dañinamente  se convierten en monstruos alimentados por quien permiten ser su objetivo, sin percatarse que aquellos son unos infelices que a través del sadismo pretenden hacerse querer y respetar.

Cuando la víctima o el victimario sienten que hay que saldar cuentas, el divorcio es la mejor vía.

Cuando el divorcio es inevitable, hay que asumirlo. Se deben evaluar las causas que lo produjeron, aceptar los errores cometidos y mandarlos  al basurero porque es hora de hacer cambios para afrontar el hecho de que se pasará a la lista de solteros de nuevo.

Para rehacer la vida se debe comenzar por fortalecer la autoestima trayendo al presente las virtudes. Los defectos por ser atormentadores no estarán invitados en esta nueva etapa.

Otro paliativo es rodearse de amigos positivos, sinceros, alegres, generosos y solidarios.
 La mejor forma de revivir es no aislarse. Emprender actividades nuevas, recreativas y enriquecedoras que abran renovadores caminos hacia el propio bienestar y  harán más fácil la recuperación.

Otra de las vías es hacer obras caritativas donde se ofrezca y se reciba amor , acercarse a la familia mostrándole su afecto y dejar que ellos lo arrullen en sus brazos , sin pensar que es lástima sino un acto de comprensión y cariño.

Cuando la pareja tiene hijos, el proceso se complica. Hay que conversar francamente con ellos , sin culparse ni culpar al otro. La sinceridad de los errores cometidos y la determinación de enmendarlos sin desprestigiar al cónyuge, les dará tranquilidad y los ayudará a aceptar la separación de sus padres con mayor facilidad.

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