CÓMO ENFRENTAN LOS CAMBIOS LA MAYORÍA DE LAS PAREJAS
Cuando una
pareja decide casarse, se supone que se une para ser felices, tener hijos y
compartir los años venideros. Y esto podría ser cierto, siempre y cuando cada
miembro de la pareja llegara a la relación equipado con todas las herramientas
necesarias para hacer esto posible.
Desafortunadamente en la mayoría de los casos no es así.
Al empezar la convivencia se van a producir cambios en
la relación, bien porque se vienen arrastrando conductas inapropiadas, que
afloran con mayor intensidad con el pasar de el tiempo, o porque uno o ambos ante la llegada de un
hijo no establecen prioridades y se entregan al papel de padre o madre y van descuidando la relación de pareja. Ya
no hay sortilegio, ni miradas furtivas, ni sexo intempestivo, ni noches
románticas ¡Hay que cuidar a tiempo completo al hijo!
Los que no comprenden que hay variaciones a medida que
se avanza en edad, se desquitan
intentando ejercer dominio sobre
el otro para anularlo o descalificarlo.
Los seres que
maltratan y critican dañinamente se
convierten en monstruos alimentados por quien permiten ser su objetivo, sin
percatarse que aquellos son unos infelices que a través del sadismo pretenden
hacerse querer y respetar.
Cuando la
víctima o el victimario sienten que hay que saldar cuentas, el divorcio es la
mejor vía.
Cuando el
divorcio es inevitable, hay que asumirlo. Se deben evaluar las causas que lo
produjeron, aceptar los errores cometidos y mandarlos al basurero porque es hora de hacer cambios
para afrontar el hecho de que se pasará a la lista de solteros de nuevo.
Para rehacer la
vida se debe comenzar por fortalecer la autoestima trayendo al presente las
virtudes. Los defectos por ser atormentadores no estarán invitados en esta
nueva etapa.
Otro paliativo
es rodearse de amigos positivos, sinceros, alegres, generosos y solidarios.
La mejor forma de revivir es no aislarse.
Emprender actividades nuevas, recreativas y enriquecedoras que abran
renovadores caminos hacia el propio bienestar y
harán más fácil la recuperación.
Otra de las
vías es hacer obras caritativas donde se ofrezca y se reciba amor , acercarse a
la familia mostrándole su afecto y dejar que ellos lo arrullen en sus brazos ,
sin pensar que es lástima sino un acto de comprensión y cariño.
Cuando la
pareja tiene hijos, el proceso se complica. Hay que conversar francamente con
ellos , sin culparse ni culpar al otro. La sinceridad de los errores cometidos
y la determinación de enmendarlos sin desprestigiar al cónyuge, les dará
tranquilidad y los ayudará a aceptar la separación de sus padres con mayor
facilidad.
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