martes, 7 de mayo de 2013



HISTORIAS DE LA VIDA REAL 

Katerina  pasa parta de su infancia en Barlovento


AHORA EL TURNO  ES DE LA MAMÁ 


El turno ahora es de mamá. Ella, con candidez y marcada añoranza por las costumbres pueblerinas de su juventud, prefiere no contestar en forma directa, sino evocar pasajes de su vida, quizá buscando ser entendida y compensada.
“Me encontraba embarazada de mi segunda hija, cuando una amiga muere en el parto. Ambas vivíamos en la ciudad capital, Caracas, por lo que se apoderó de mí el pánico, de pensar que pudiera ocurrirme lo mismo. Hice mis maletas y me fui  a la Finca de mis suegros en San José de Rió Chico para esperar su nacimiento. Mi suegra Fortuna me tildó de loca al hacerme ver que en un pueblo no había los recursos médicos como en la ciudad. No logró que desistiera y dí a luz en el Hospital de Río Chico. Ese fue mi parto más féliz, tranquilo, estaba rodeada de atenciones, de amigos. Los médicos de la zona que yo no deseaba que asistieran al parto por pudor, cuando me desperté estaban a mi lado.Era muy normal en la sociedad de esa época que las personas de cierto nivel, como los médicos se relacionaran y estuvieran presente en los acontecimientos y reuniones de las personas pudientes como nosotros, más aún siendo Abrahn El Prefecto.
Abrahan , tomó las riendas de la finca y nos fuimos a vivir a San José de Río Chico. la hacienda se llamaba Flor de Mayo.
Esta Finca era hermosa tenía ganado, un sembradío de naranjas, la bordea un río, una inmensa laguna y estaba a pocos metros de la carretera principal que daba a la entrada del pueblo.
Allí permanecimos como dos años, hasta que quede embarazada de Aarón y nos fuimos para Caracas. En ese entonces  Abrahan  se enamoró de una mujer. Me dijo que tenía una parálisis facial que necesitaba tratamiento en EE.UU y que se iba de viaje y se fue. Había un negro que me apreciaba muchísimo de nombre Juan López, era un personaje, recio, valiente y leal. Un día me lo encuentro; yo estaba en el carro con el chofer, porque en ese entones no se me permitía manejar. Él, al verme, me paró para saludarme y me preguntó por todos en la familia, le conté que Abrahan estaba en USA curándose la parálisis facial, nos despedimos y al meterme de nuevo en el carro, otro negro de alma blanca TIBURCIO, que era el chofer, me dijo: “ Señora Luisa  Usted  ha   sido tan buena conmigo que no se merece que la estén engañando de esa manera, él – Abrahn - lo que hizo fue irse para una isla con la secretaria”.
En Flor de Mayo los amaneceres y atardeceres eran tan bellos que parecía que el lugar estuviera bendecido por Dios. También pasamos muchos necesidades debido a la condiciones del lugar como las culebras, esas abundaban. Una noche, a altas horas, a mi segunda hija le dio ganas de ir al baño y la senté en el inodoro, yo estaba semidormida y cuando volví a despertarme vi como una culebra estaba enrollada con la cabeza en alto lista para picarla porque era tan pequeña que los pies no le llegaban al piso. El instinto materno me hizo tomarla rápidamente antes de que la mordiera, era una culebra de las más venenosa. Su mordedura era mortal.
Como yo quería vivir sola con mi marido y mis hijos, tomamos una casita que había dentro de la Finca, porque la grande era de mis suegros. Aunque esa casita era horrible yo por mi privacidad decidí vivir allí, así que mande a ponerle tela metálica y rodapiés para protegernos de los animales, mientras tanto que reparábamos la casa, yo cocinaba en la cocina de la casa de los peones de la Finca.
Los
peones para aguantar el frío y el trabajo tomaban aguardiente, la esposa del mayordomo les preparaba el café para empezar su faena ,Una madrugada a esos de las 3:00  que era la hora que los peones se preparaban para ordeñar las vacas,(de 3:00 a 5:00   era el horario de ordeño,), oí un escándalo, me levanto a ver que estaba pasando. Los peones y la esposa de mayordomo me contestan aterrorizados que habían echado una brujería en la casa. Se trataba de un gusano de largo tamaño como de una cuarta.! No era posible que entrara puesto que la casa estaba cerrada herméticamente con tela metálica!.
Esos negros machos que amansaban las bestias, que no conocían el miedo, que se enfrentaban diariamente a la naturaleza, ante la certeza, para ellos, de una brujería se sentían asustados. Por nada querían entrar a la cocina, por temor a ser objeto de la brujería, me hice la señal de la cruz y saque el gusano. Los peones salieron corriendo sabana adentro y no regresaron hasta que se aseguraron que no había peligro.
Meses después descubrimos que habían una mata de guásimo cuyas ramas caían en el techo de la casa y estaba llena de gusanos, por la tejas se escurrieron. Esa fue la brujería.
EUSTAQUIO, era el mayordomo de la Finca un negro noble; él, su esposa, María y su hijo José no acompañaron por muchos años, nos protegió siempre y me ayudó a que mi adolescencia como madre no fuera peor. Antes de los 19 años tenía dos hijos. Ese negro era tanto lo que me quería, que me amansó un caballo llamado Azabache, una vez porque Abrahan  mando a montar a el animal con uno de lo peones, se fue de la Finca alegando que ese caballo era mío y sólo yo lo podía usar. Abrahan tuvo que ir a buscarlo y aceptó regresar.
Eustaquio cuando peleaba con María, su mujer, salía al patio con su tambor y cantaba:
“Leyéndote una novela estaba yo cuando te fuiste y siempre que apareciste en la sombra de una vela dejaste un bulto de tela y todo aquello desapiadado y hoy te dijo bien gritado, lo que no sirve se bota”.
Eustaquio cuando ordeñaba, siempre cantaba:“ponte noche buena, ponte, que ya el lucero se asoma para alumbrar la sabana y arrullar las palomas”. Cuando las vacas se ponían difíciles o no querían dar leche, las amarraba por el cuello, sin ahorcarlas, y la guindaba de un árbol como castigo.
Los peones cazaban chiguires, una carne muy apreciada, en la Finca teníamos esos animales por lo que a menudo podíamos comerla.
Manuela, la hermana de Eustaquio muere y dejó tres hijas, la mayor era una de esas mujeres que le encantaba beber alcohol y bailar en cuanta fiesta de los santos había, así que Eustaquio me pide que cuide de las otras dos: Dionisia y Aguida. La primera siguió los pasos de la hermana mayor, pero Aguida se quedó conmigo. Sólo tenía trece años.
Aguida permaneció con nosotros hasta adulta, cuando decide ya tener su propia casa.
Aguida fue como una Nana para mis hijos, mi compañera en los quehaceres de la casa, le encantaba arroz con pollo, y quería hacerlo todos los días, Aarón, mi tercer hijo se ponía furioso porque era fastidioso comer siempre lo mismo. Pero esa era una comida rendidora cuando nuestra situación económica se tornó precaria.
Después de los primeros años de vida de mis tres hijos, los cuales se llevan dos años entre ellos, nos fuimos a vivir a Caracas, luego a Puerto La Cruz, Santa Inés, Maturín, San José, otra vez, Caracas y pare de contar.
Los Román era una familia de color que vivía en nuestra misma calle, uno de los jóvenes varones, nos llevaba a la casa empanadas, arepitas dulces con anís, rosquitas, para el desayuno, en ese entonces costaban 25 centavos. Cruz Magdalena, otra integrante de la Familia Román, estaba pendiente de mis hijos. Al pasar el tiempo todos se convirtieron en profesionales y construyeron una linda casa.
Haydee fue otra de las personas que llegaron a nuestras vidas. La mamá de Haydee fue criada por mi abuela, creció con mi mamá como una hermana, al morirse ella, mi mamá se hizo cargo de la hija mayor y la menor, la mayor es Haydee y la menor tuvo como apodo La Chispa, porque era tremenda.

Abrahan, un día le dio por llevarnos a vivir de nuevo a San José, a Villa Fortuna.
Mi suegro, el Sr. Moisés construyó una casa en el Pueblo, se llama VILLA FORTUNA, en esa época eran unos potentados, la casa tenía hasta piscina, con cuatro corredores, y comunicaba la casa con la finca, con hermosas matas frutales, helechos. Tenía cinco cuartos, en uno de ellos, mi suegro fabricaba un vino con la fruta toronja, que era exquisito, sólo para nuestro consumo. La fórmula, lamentablemente, nadie se ocupó de conservarla.
Villa Fortuna, en ese entonces, era una mansión, ahora sólo queda unos escombros, alguien la compró y la abandonó.
En Villa Fortuna me sentía muy sola porque mi suegra era muy racista y no permitía que nos relacionáramos mucho con la gente del pueblo, por eso me escapaba por el camino que comunicaba la casa con la Finca para tener mayor contacto y comunicación con otras personas.
Mi suegro era de Marruecos, España y en Venezuela conoce a mi suegra, que nació en Francia, que vivía con sus padres. Al morirse la mamá de mi suegra, ella sólo tenia 15 años y el papá de mi suegra la casó con mi suegro que ya era un hombre viejo. Mi suegra tenía tres hermanos : Isaac, Simón y Alegría, de los cuales se ocupó mi suegra de criar con la ayuda económica de mi suegro.
Mi suegro antes de decidir casarse con mi suegra tenía una mujer con ocho hijos con la que vivía, a quienes abandonó por mi suegra.
A mi suegra le fue muy difícil tener hijos, cuando logra parir a Abrahan, lo malcrió.
Mi suegra Fortuna muere nos fuimos a vivir en Caracas, era los años 50,cae Pérez Jiménez. Abrahan era partidario de Pérez Jiménez y, por supuesto, fue relegado por sus ideas políticas.
Después nos vamos a Puerto La Cruz, porque Abrahan me dijo que iba a montar una bomba de gasolina que era un buen negocio, yo estaba embarazada de Lourdes, mi cuarta hija, eran los 60.
Durante los periodos de ausencia de Abrahan, siempre nos pasaba dinero para cubrir nuestras necesidades básicas, por lo que nunca pasamos hambre.
El se iba pero siempre regresaba y me convencía de empezar de nuevo, que esta vez iba a ser diferente. yo quería creerle y lo seguí durante muchos años.

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