HISTORIAS DE LA VIDA REAL
Katerina enfrenta el rechazo de los hijos de Adolfo
UNA
FIGURA NO DESEADA
Adolfo ha amado a Katerina profundamente, El
Príncipe azul de los sueños de una mujer, hecho realidad.
Adolfo se convirtió en el padre de su hija . Un día sin que nadie lo esperara,
le dijo: papá. El ha sabido ganarse su amor. La ha querido, educado, protegido,
mantenido y cuidado como un verdadero padre
Adolfo tiene dos hijos de su primer
matrimonio. Como toda historia de la vida real, no todo es color de rosa.
Katerina se convierte en la madrastra y se inicia otra de sus luchas. Ellos
pierden a su madre, quien muere de un cáncer que la mantuvo varios años en un
constante sufrimiento, siendo muy jóvenes, él tenía 16 y ella 18 años, a esto
se unió el hecho que Adolfo es un padre consentidor y complaciente. Quizá
por la muerte de su esposa a temprana edad, por el sentimiento de culpabilidad
al casarse de nuevo, los llenó de todo lo que ellos deseaban. Katerina joven y
sin experiencia en estos menesteres, se encuentra con dos adolescentes
tremendamente voluntariosos, sin duda afectados por tan triste pérdida y con un
frontal rechazo de parte de ellos.
Estaban a la deriva, no sabían qué hacer. El hijo menor de Adolfo permanecía en casa como si fuera un hotel,
entraba y salía de acuerdo al horario que a él le convenía. No trabajaba, no
deseaba estudiar, ignoraba la presencia de Katerina y el lugar que ocupaba ya
en la familia. Traía a la casa mujeres y se encerraba con ellas en el cuarto.
Para ese entonces a Katerina le parecía una falta de respeto. No entendió que
para ese joven adolescente su habitación era su territorio, su refugio. Donatella , la hija mayor, que estudiaba en New York
abandona los estudios y regresa a casa. Ella, que al inicio de la relación de
su padre con Katerina, se convirtió en su amiga, después de casados entabla una
rivalidad, sin justificación, que hizo tambalear el matrimonio.
Llegó el divorcio.
La rígida educación de Katerina, acostumbrada a ganarse cuanto tenía le hacía
considerar inaceptable que sus hijastros perdieran el tiempo y no lo utilizaran
en su provecho, los hostigó para que se buscaran un oficio. O trabajaban o
estudiaban, pero no podían permanecer en casa sin hacer algo productivo. Las
peleas eran interminables.
Dina , la abuela por parte de madre, de los hijos de Adolfo , fue un gran apoyo en la lucha de Katerina
por integrarlos a la famila. Dina una mujer que debió ser muy hermosa en su
juventud, rubia, de ojos azules, de porte distinguido, carácter fuerte,
inmigrante de Rumanía, en la época de que que se implementó en su país el
comunismo, llevando a cuesta la muerte de sus dos hijas por la terrible
enfermedad: el cáncer.Dina se convirtió en una amiga para Katerina, pasaban
largas horas conversando, se hacían mutuas confidencias. Fue tanta la
confianza, que Dina hizo partícipe a Katerina de secretos, que así quedarán,
para aliviar su alma o compartir tristezas. Dina, después de sufrir mucho en la
vida, murió recientemente y con ella el punto de unión de la familia.
Katerina, sin querer sustituir a la madre de los hijos de sus esposo, deseaba
protegerlos, quererlos y que ellos la quisieran, hizo todo lo posible para que
fueran una familia. Propiciaba pasar vacaciones y las fechas significativas
juntos. Les celebraba sus cumpleaños y sus logros, como una manera de
incorporarlos a su vida. Katerina ansiaba que se involucraran y participaran
como miembros, que sintieran que eran bienvenidos a su nueva familia.
La indiferencia era una buena opción para Katerina, hacer como que ellos no
existían, era más conveniente sacar a sus hijastros de su vida, total no le
faltaba nada, Adolfo era esplendido con ella. Katerina cuenta con
una familia numerosa.¿ Para qué los quería formando parte de su entorno?.
Porque eran los hijos de Adolfo y ella lo amaba profundamente. Quizá esa era
una razón, pero la más poderosa es que eran seres humanos que ella creía la
necesitaban.
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