domingo, 7 de abril de 2013

HISTORIAS DE LA VIDA REAL LA APRENDIZ Katerina, la segunda de los hijos de Abrahan y Luisa , nació en San José de Río Chico, un pueblo a dos horas de la ciudad de Caracas, en la región de Barlovento, de población afrodescendiente “tierra ardiente y del tambor”, como reza una canción muy popular y representativa del folklore de su país, y donde su abuela BEATRIZ tenia su hogar. Su papá en su habitual inestabilidad emocional, se mudaba cada año de, ciudad y con él se llevaba la familia, Katerina volvió en varios momentos de su infancia, a su pueblo natal, por disposición de su padre que los dejaba, a su madre y hermanos, en la casa de la suegra, cuando ello favorecía sus intereses. En una de esas ocasiones, a sus 8 años fue nombrada reina de la primavera en el colegio, en el que cursaba la primaria. Al llegar a casa alegremente le dió la noticia a su mamá, esta la oyó con suma atención, pero le comunicó que no podía aceptar porque no tenían dinero para cubrir ni siquiera los gastos de confección del vestido. Su papá tenía una amante de turno con la que estaba viviendo, y aunque mandaba algo de dinero, sólo alcanzaba para comer y sobrevivir. Katerina, apesadumbrada, afronta su realidad y se dispone a renunciar a tal designación. Un amiguito de clases, que se enteró de “su desgracia”, le dice: ¨ se que no crees en esto, pero en la lotería hay altas posibilidades de ganar dinero fácil y rápido, juega el 09.” La mamá de Katerina, que había aprendido de su abuela el oficio de costurera, y con retazos lograba hacer lindas confecciones, tenía un dinerito para cubrir gastos necesarios de la casa, pero se lo ofreció, se arriesgaron y se jugaron el resto. El 09 salió en primer y segundo premio. Su mamá le hizo un vestido hermoso, bordado de flores naturales y una modesta pero linda fiesta, celebrando con sus amigos y hermanos! Otro milagro!. Para Katerina, la amistad ha tenido una gran importancia. Su lista de amigos ha crecido con los años, a dedicado gran parte de su vida a cultivarlos, amarlos y conservarlos. Cuando era niña soñaba con tener una caja de colores PRISMACOLOR, (una marca muy cotizada), para lograrlo se asoció con una amiguita, vendieron lo que tenían de “valor” y al fin reunieron el dinero. Compraron los colores. Su amiguita los tomó y jamás los compartió con ella. Katerina aprendió su primera lección, que le serviría como un dogma en su vida: NO LE QUITES NADA A NADIE QUE NO TE PERTENEZCA, PERO JAMÁS DEJES QUE TE QUITEN LO QUE ES TUYO. Fue la última vez que en forma consciente se dejó arrebatar lo que por derecho era suyo. Katerina estaba en segundo grado de primaria, elemental, cuando un día en la escuela notó que su mejor amiga no había venido a clases. Al terminar su horario escolar fue directamente a saber de ella. Estaba enferma. Cuando regresó a su casa, su mamá le dio una paliza con un mecate, como en otro tiempo le daban a los esclavos, por llegar tarde, por no avisar y no venir directamente a casa al salir del colegio. En esta oportunidad, Katerina no entendió, como por afecto a una amiga, por preocuparse por ella, recibía tal castigo. Después de algunos años, trató de comprender a su madre, que criaba a sus hijos la mayor parte del tiempo sola, Temía por que tomaran un mal camino por lo que el miedo pareciera fue “el responsable”. Ya no importa si fue injusto o nó la paliza recibida, lo que si obtuvo fue su segunda lección, que le ha servido para luchar por alcanzar sus metas: SI TIENES LA CONVICCIÓN, DE QUE ACTÚAS CON JUSTICIA, HAZLO Y LAS CONSECUENCIAS SERAN LAS CORRECTAS. Katerina piensa que su niñez pasó sin pena ni gloria, como episodios divertidos, pero ¡como sirvió para formar su temple! Muchos pasajes fueron borrados consciente o inconscientemente, y es mejor que permanezcan en el olvido. CONTINUARÁ

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