lunes, 8 de abril de 2013

HISTORIAS DE LA VIDA REAL VÍCTIMAS O VICTIMARIOS EL PADRE KATERINA vivió parte de su vida con un sentimiento cercano al resentimiento hacia sus padres, a quienes consideraba responsables de su “infeliz niñez”.Tratando de entenderlos los sometió a un corto pero directo interrogatorio. Con Abrahan , su papá, fue al grano: ¿Por qué tantas ausencias, amantes, por qué de un matrimonio tan precipitado e infeliz? He aquí su versión: todo se reduce, le contestó: “a la juventud con que nos casamos, a las diferencias religiosas, sociales”. Cuenta Abrahan : “yo conocí a la Madre de Katerina cuando estudiaba el tercer año de educación media, ella estaba en primero, nos enamoramos y nos convertimos en novios. Un día, estando en el colegio, vino hacia mí. Me acuerdo claramente, estaba saliendo de mi clase de química, quería que hablara con sus padres porque habían descubierto que teníamos amores. Yo acostumbrado a dominar las situaciones y ser voluntarioso, fui a su casa y le ratifiqué lo del noviazgo. Su padre, un hombre inteligente, nos hizo ver que sólo estábamos empezando los estudios y que fuéramos con calma. Luisa y yo hicimos lo contrario. Nos casamos. Creo, sigue Abrahan narrando, que también lo hice para salir en cierta forma del yugo que significaba mi madre. Ella me cuidaba en exceso, no me dejaba actuar por mí mismo, me hacia sentir diariamente que si yo le faltaba, su vida no tendría ninguna razón. El matrimonio, creí era un escape. Fue un gran error, al día siguiente de la boda quería retroceder el tiempo y volver a ser el hijo de mamá con todas las prerrogativas que ello significaba. Mi realidad era otra, tenía una mujer, una morena hermosa, además la amaba y una responsabilidad que cumplir. Por supuesto al enterarse mi madre, rechazó a mi esposa por ser cristiana y más aún por haberle quitado a su hijo y dejarla en segundo plano. La situación se agravó porque había faltado a mi compromiso matrimonial. Como todo joven judío yo estaba predestinado a casarme con mi prima Rebeca, hija de la hermana de mi padre, y el no haber cumplido con dicho acuerdo, significó un deshonor y vergüenza.” “Al nacer nuestro primer hijo, la maternidad trajo “el perdón”. Mi madre nos invitó a vivir con ella y nos convertimos de nuevo en una familia. Lastimosamente mi mamá muere cuando nuestro primogénito tenía 2 años y mi segunda hija estaba por cumplir uno. En cuanto a las amantes, no fueron muchas, comenta Abrahan , sólo que yo me enamoraba, les ‘montaba casa’ y vivía con ellas un largo tiempo. Pero siempre volvía al lado de la madre de mis hijos. Quizá, lo primero lo hacia para vivir nuevas experiencias amorosas y lo segundo por afecto a mi esposa y a mis hijos.” Abrahan también nació en Barlovento y desde muy pequeño se inclinó por las letras. A los 11 años empezó a escribir y sacaba un pequeño periódico en su pueblo. Luego esa pasión lo llevó a componer poemas. Una gran recopilación de ellos los pierde cuando en la fuga para casarse, la olvidó en un hotel. Nunca dejará de lamentarse por ello. La madre de Abrahan era francesa y su papá de Marruecos español, ellos se vinieron a vivir a San José de Rio Chico en donde adquirió grandes extensiones de tierra dedicadas a la ganadería y comenzaron a tratar de tener hijos. Después de varias pérdidas, lograron que él naciera. Ella crió a Abrahan complaciendo todos sus caprichos. No importaba el costo, sólo quería que no careciera de nada. Lo vestía con trajes de terciopelo y hacía que sus hermanos naturales lo pasearan a caballo por el pueblo como si fuera un rey. Por supuesto que para ella lo era y, quizás Abrahan también se lo creyó. LA MADRE Era justo saber por Luisa , la mamá de Katerina, por qué inició a tan temprana edad una cadena de responsabilidades. Luisa , justifica sus prematuros inicios con que estaba enamorada. Que Abrahan la deslumbró desde el primer momento: era buemozo, decidido, tenía carácter, el hecho de ser judío le daba un toque de misterio y establecía un reto. ¡Era poeta, romántico!;cómo ella no iba a sucumbir ante tantos atractivos! . Cuando se casan, Abrahan tuvo que trabajar para mantenerla, pero ella cuenta que era feliz con lo poco que él le daba, lo importante era que estaban juntos. “Los primeros años fueron muy dichosos hasta que nació nuestro tercer hijo. Cada uno se lleva de diferencia dos años. Mi vida comienza a derrumbarse, mi esposo inicia el ciclo de amantes. El sufrimiento y la humillación se convirtieron en mis constates acompañantes.” Para Luisa , Abrahan era un Dios, y así lo vio por muchos años. Demasiados porque con ellos se fue la juventud, el amor, la esperanza y los sueños. Tuvieron cinco hijos y después de treinta y cinco años de casados de las constantes separaciones y reconciliaciones, se divorciaron. Hoy viven cada cual por su lado. El papá de Katerina se volvió a casar . La mamá, vive sola pero hace lo que desea, va donde quiere y con quien quiere. Ya no permite que dirijan su vida. KATERINA sigue sin entender la actitud de sus padres, a quien considera egoístas por vivir inmersos en su tragicomedia. Recordaba todo aquello que alimentara su inconformidad por las pocas oportunidades que de niña tuvo. Durante su infancia no le fue permitido practicar un deporte, aprender otro idioma , participar en actividades de ningún tipo. CONTINUARÁ

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