EL DIVORCIO
CUANDO HAY HIJOS
El divorcio no sólo desintegra la unión de la pareja ,
sino que perjudica el entorno familiar . Los hijos, cuando son menores, no tienen elección; se quedan a vivir bien
con su madre, que es lo habitual, o con su padre. Viene luego la asignación
de la horas o días de visita del otro
progenitor, las peleas por el sustento económico o porque el uno o la otra
tienen una nueva pareja. Los hijos de divorciados tienen un alto índice de depresión y desarraigo porque se sienten que fueron
abandonados. Los amigos de la pareja que se divorcia no saben
con quien de ellos continuar la amistad, generalmente se distancian de ambos y
los excluyen de su círculo.
Los
hijos son el tesoro, el premio de haber
vivido en pareja. Por eso es que cuando ocurre un divorcio deben ser cuidados,
protegidos y nunca usados para herir al “supuesto culpable’’. El divorcio siempre es culpa de ambos, y en el supuesto de no ser así los hijos
deben ser excluidos de este proceso de separación. Los hijos no pueden ser sometidos a elegir a
quién querer o con quién
quedarse, no deben ser utilizados para retener o castigar al que abandona el
nido.
Los
primeros seis años de la vida de un niño son los más importantes, lo que ocurra
en ese ínterin quedará grabado para siempre. La adolescencia es otra etapa
frágil, donde se están produciendo significativos cambios.
Tenga
esto en cuenta cuando tome cualquier decisión o cuando pretenda hacer de su
hijo instrumento de su venganza.
Nada justifica el dolor que se causa a un hijo por su
incompetencia o incompatibilidad con su pareja.
Lo que tenga que hacer, hágalo pero no involucre a su hijo, déjelo fuera
de su guerra.
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