sábado, 27 de octubre de 2012



LA GENERACIÓN Y EL AMOR

EL AMOR ASÍ MISMO ES LO QUE HACE AL HOMBRE Y LA MUJER LIBRES PARA AMAR A OTROS. No hay barreras ni sacrificios que hagan infelices a uno o a ambos, no hay manipulación. Si alguien se odia a sí mismo es incapaz de lograr que otros lo amen.

El amor se ha percibido de manera distinta a través de las generaciones. En el principio era símbolo de debilidad, luego era condicionado a los arreglos y conveniencias familiares y modernamente se ha impuesto el amor romántico.

El amor sufre transformaciones a través de la edad del individuo. En la juventud la fogosidad es incontrolable, en la edad madura se da paso al sosiego.

Cuando un hombre y una mujer se encuentran y se aman no se esclavizan, se conceden mutuas libertades para la realización de sus metas individuales; no hay cadenas sino una liberación basada en la alegría de los logros de cada uno de ellos.

La mujer moderna, aunque para ella el dinero siempre será un buen afrodisíaco, le resta importancia por cuanto ella es capaz de su sustento desde el punto de vista económico. Así que la mujer de hoy  quiere que su hombre comparta sus emociones, desea un compañero que sea romántico, que le proporcione un buen sexo, que pueda intimar  sin miedos y que logre comunicarse para expresar lo que quiere.

El hombre  actual desea  que su mujer aprecie sus sentimientos , que no tenga que inhibirse de expresar su sentir interno  por el temor de ser rechazado o abandonado; que no se le desplace , ni se le opaque , que se le prioridad ante los hijos y  amigos .

Hay que seguir los instintos, errar y acertar. Cuando  se completa  la otra mitad, este recelo desaparece dando lugar a una bonita relación de pareja.

En ocasiones es innato el saber amar, en la mayoría de los casos hay que aprenderlo.  Un hombre que acaricia a una mujer en los lugares vulnerables, que se interesa por sus sentimientos, lo hace irresistible. Una mujer que expresa su satisfacción por el hombre que tiene a su lado, que le hace ver lo importante que él es para ella,  la hace deseable.

La mujer por naturaleza es tierna, compasiva, receptiva, comprensiva. El hombre es el cabecilla, el fuerte, el protector y el proveedor. Por lo que se espera que esos papeles sean bien representados. Ahora bien, la realidad hoy en día es que esos roles se han mezclados y tanto el hombre como la mujer deben poseer un poco de todos esos atributos para que funcione la relación.

No hay que olvidar que en algunas culturas y de acuerdo a preceptos religiosos, la mujer continúa siendo considerada como un ser inferior al hombre, siguen si adquirir un nivel elemental de dignidad humana.

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