LA DECISIÓN DE TENER HIJOS
Antes de tomar
la decisión de tener hijos, es de
suponer que ya hemos logrado la ecuanimidad y equilibrio en nuestra
relación. Si estamos en la etapa de estudio ¡ por Dios debemos abstenernos de
traer un nuevo ser a este mundo! Si no estamos en capacidad de ofrecerle un
hogar lleno de alegría, armonía y amor es injusto hacerlo victima de nuestras
insuperables diferencias.
Un hijo no
puede ser concebido para retener a la pareja, ni para asegurar la manutención
del hogar o para llenar vacíos, sino porque deseamos que un nuevo miembro
comparta, complemente una unión dichosa.
El divorcio
debe ser la última opción cuando se
tienen hijos porque es la forma más dolorosa y terrible de dañarlos.
Si irremediablemente acontece es de vital importancia evitar causar heridas
profundas, difíciles de cicatrizar.
Cuando el
divorcio es inevitable es hora de dejar
atrás los motivos que no hicieron posible
la convivencia, de agradecerle a la
pareja el tiempo que vivieron
juntos, el amor que los introdujo en la vida en común sin rencores, ni
agravios.
Cada quien
tomará su camino para encontrar lo que piensan tienen derecho a obtener, bien
sea felicidad, tranquilidad o libertad.
¿Qué ganan las personas con ir deambulando por la vida llenos de
odio, resentimientos y con ansias de venganza?. Lo que así lo hacen serán las
primeras víctimas. No podrán volver a amar en tal condición. Serán infelices y harán desdichados a los seres con
los que tendrán que convivir en el futuro.
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