Todos podemos
convertirnos en magos, sin abandonar la realidad. Esa es la magia: espacios de
fantasía, sueños, esperanzas que le
permitan construir su propia felicidad. Ser feliz con lo que tenemos, sin
importar de qué carecemos.
Rechace la
frase: “yo no mando en mi corazón”, porque el ser humano, normalmente, tiene una capacidad de amar varias veces en
su vida como si cada que lo hace, en su oportunidad, hubiere sido su gran amor.
Si existe
respeto a la individualidad, donde cada uno pueda realizar sus metas, alcanzar
sus sueños, siendo la victoria de uno, la alegría de ambos, entonces el egoísmo estará fuera y
el amor entrará para quedarse.
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