LA UNIÓN Y EL DIVORCIO
Volviendo
directamente al tema de la unión y el
divorcio, al parecer todo se inicia con
la escogencia de la pareja. Las
presiones sociales llevan a la mujer a casarse, a tener hijos y a representar a la perfección su rol de mujer.
Se recomienda
que la mujer, al momento de elegir su compañero, lo haga en forma cerebral y no emocional. Esto si
bien no es una garantía, es un buen comienzo. Hay que chequear quién es él:
condiciones morales, culturales, económicas, sociales. Educación, don de gente,
comportamiento familiar, quiénes son sus amigos. Lo mismo funciona cuando es el
hombre quien tiene que seleccionar la futura madre de sus hijos o su compañera
de vida.
Si hay puntos
coincidentes es un candidato elegible. Es más fácil deshacerse de un novio (a)
que de un esposo (a)
Cuando se obvian estas consideraciones personales y se
dejan llevar por la atracción, por la química, o por el temor a la soledad,
creyendo que esta magia, sortilegio y encanto permanecerá por siempre, el golpe
es grande y la desilusión profunda.
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